Hoy, Día Mundial del Reciclaje, recordamos nuestro compromiso con el medioambiente y la apuesta por continuar con los proyectos de reciclaje y reutilización que se llevan a cabo en los campamentos de población refugiada saharaui en Tinduf

El trabajo diario que llevan a cabo las ONG supone una ayuda para mejorar la vida de la población refugiada saharaui. Sin embargo, es precisamente este ejercicio lo que genera un efecto secundario pocas veces apreciado por las mismas entidades: la contaminación. “En los campamentos no había un sistema de gestión de residuos que eran contaminantes y los generábamos nosotros. En nuestro caso, a través de ruedas, baterías, grasas y aceites principalmente”, explica Eduardo Irigoyen, director de ATTsF. Conscientes de la importancia de dotar de un plan estratégico que minimizase los daños medioambientales, se han ido desarrollando de manera paralela al resto de proyectos una serie de actividades para lograr este objetivo. La propia naturaleza del trabajo que desempeña ATTsF acarrea la generación de residuos, ya que hablamos de piezas, rueda, combustibles y baterías que se pueden convertir en elementos potenciales de contaminación. La propuesta para la adecuada gestión de estos residuos cristalizó en 2023 en la creación del Centro de Gestión de Residuos Contaminantes, que se ha convertido en una acción pionera en los campamentos para proteger la salud medioambiental. Para la ONG, el reciclaje forma parte de esta estrategia de gestión de residuos y se ha convertido en una apuesta institucional. Se proporciona una segunda vida a aquellos materiales que parecían en un principio desechables.

Aprovechar al máximo los recursos para no adquirir nuevos es una manera de reducir costes, pero también se beneficia el medioambiente porque se ahorra un segundo agente de contaminación. Es ahí donde entra en juego la reutilización de neumáticos a través de la vulcanización. Gracias a este proceso químico se reparan los daños sufridos en las ruedas, principalmente los pinchazos. “De esta forma, no desaprovechamos neumáticos que todavía puedan funcionar. Con el vulcanizado, quedan utilizables y los reincorporemos a las flotas de vehículos de ayuda alimentara”, comparte Ahmed Salem, jefe del taller de la BdT, proyecto financiado por AECID. En el año 2023, se desarrolló entre el 27 de febrero y el 9 de marzo una formación en vulcanizado de neumáticos mediante parches específicos y aplicación de calor mediante resistencias eléctricas. Las sesiones fueron impartidas por Abelkader Glal, especialista en esta disciplina, que se desplazó desde Argel. Participaron 11 técnicos del CLM y la BdT. Desde entonces se han vulcanizado un total de 66 ruedas (42 en el taller central del CLM y 24 en el taller de la BdT) solamente en 2023. Salem explica que no todas las ruedas son reparables, por lo que se han creado otras alternativas para ampliar su funcionalidad.

Una nueva vida

La reutilización de ruedas no reparables es una realidad desde 2023. Reutilizar el material ofrece un amplio abanico de posibilidades que puede mejorar otros proyectos y dar soluciones creativas. Este es el caso del huerto demostrativo de El Aauin, en el que se ha dotado de una segunda vida a las ruedas. Se trata de una colaboración con la ONG CERAI, que coordina y apoya desde el punto de vista técnico la gestión de huertos familiares. Los neumáticos sirven como muro que delimita el huerto.

Esto supone una protección a los alimentos del viento y la arena, es decir, un nuevo paso para la seguridad alimentaria de la población, al igual que hacían en su anterior vida en la flota de camiones responsables de la distribución de ayuda alimentaria. De una manera u otro, estas ruedas siguen cumpliendo esta función. La propuesta ha resultado un éxito y ha sido valorado muy positivamente por la familia beneficiada. “El huerto ha mejorado. Se encuentra protegido y evita que las cabras y camellos entren a comer los productos”, asegura Matu Brahim Sweilem, beneficiaria.

Otra alternativa novedosa ha comenzado en 2024 en la daira de Bir-Ganduz, en la wilaya de Auserd. “El material que más desechamos son las ruedas y hemos pensado una alternativa para poder reutilizarlas como un elemento de seguridad vial en las wilayas”, asegura Elvira, técnica expatriada de ATTsF.

Los neumáticos, pintados con colores llamativos para detectarlos en la distancia, sirven como delimitadores de las calles al interior de los núcleos de población. Una vez se concluya en Bir-Ganduz, se continuará en el resto de las dairas de Auserd para luego pasar a las otras cuatro wilayas. Se trata de un avance progresivo, ya que se depende de la cantidad de residuos que se genere. En esta primera tanda, se han obtenido alrededor de 300 ruedas. Con esta medida, se logra que los camiones que se dirigen a los puntos de distribución a depositar los alimentos puedan hacerlo de manera segura. Los caminos están delimitados tradicionalmente por chatarra y piedras, lo que pone en riesgo el estado de los camiones; un riesgo que puede acarrea pinchazos con los consecuentes perjuicios. De esta forma se logra una optimización de recursos económicos y humanos, lo que mejora y agiliza la labor. Además, la mayoría de carreteras internas de los barrios no cuentan con ningún tipo de señal que hagan visible de manera clara dónde empieza un camino y termina otro, por lo que el resigo tanto de los peatones como los vehículos aumenta, otro punto a destacar que se mejora con el proyecto. Los neumáticos se colocan en lugares especialmente concurridos por personas como las inmediaciones de escuelas, mezquitas, mercados u hospitales, donde existe una mayor necesidad por reforzar la seguridad vial.

Otro punto de gran importancia a la hora de impulsar estas medidas pasa por la colaboración de entidades y particulares. Con la campaña “Herramientas para la Solidaridad”, se han aprovechado equipos que parecía que ya habían cumplido su función en España, pero que se les ha encontrado un nuevo lugar de trabajo en los campamentos. Hablamos de una carretilla elevadora, material eléctrico, ordenadores, herramientas, equipos de soldadura, etc. Para ello se cuenta con la colaboración de múltiples empresas como Reybesa, y entidades como el CENER y Ayuda a Contenedores.

Esta actividad sigue la línea iniciada hace años con la empresa pública Ihobe, que donó portátiles que se emplean hoy en día en los programas de . “Cuando salen del inventario, en vez de tirarlos, la unidad informática de la empresa los reformatea y los enviamos a los campamentos”, relata Irigoyen. “Los propios remolques en que se trasladan los materiales son igualmente reutilizados como espacios de almacén o adaptados como oficinas” destaca también.

Toda esta estrategia de reciclaje y reutilización busca cumplir tres finalidades: educación, reducir la contaminación y generar ahorro. La primera radica en concienciar y sensibilizar a la población de la importancia de mantener lo más limpio posible el medioambiente. Se trata de evitar que se tiren en el desierto grasas, aceites, filtros, piezas de vehículos y demás elementos contaminantes. En esta línea, ATTsF ha dado un paso poniendo en acción un plan que reduzca este tipo de efectos negativos sobre el medio ambiente generados por su propia actividad. Por último, aplicar medidas de reciclaje y reutilización evita gastos en nuevo material al alargar la vida útil de lo que ya se tiene, lo que promueve el ahorro, reduciendo costes y permitiendo destinar ese dinero a otros sectores que reclamen inversión.

Una vez comprobados los beneficios, desde ATTsF se aspira a continuar y aplicar esta estrategia a nivel nacional “Está funcionando bien y la valoración es muy positiva. La idea es ampliarlo y recoger residuos que se generan tanto en entidades públicas como privadas para incluirlos en el sistema de gestión de residuos contaminantes”, expresa Irigoyen.